“La festividad consta de dos etapas. En primera instancia, la liberación de un duende que desata todas aquellas acciones prohibidas durante el año. Es un demonio travieso y permisivo. Permanece suelto por un lapso de tiempo. En este caso, una semana. Posteriormente, es enterrado”, detalla Rubén Ravera, director de la institución.

La actividad combina danza, música e intervenciones sobre la madre tierra dónde el Diablo de Carnaval o Pujllay está representado por un muñeco que simboliza la emancipación de los deseos reprimidos. Un Dios de la lujuria.

“Hace más de dos décadas, efectuamos la Fiesta de la Pachamama tras una iniciativa formulada por la Asociación Coya de Florencio Varela. La puesta en valor de la cultura norteña estimula la realización del carnaval. Elegimos ésta modalidad porque en el distrito existe una gran comunidad jujeña, especialmente en la zona rural”, explica.

Los visitantes disfrutarán de una jornada repleta de bailes, sonidos, sabores autóctonos, stands de productores frutihortícolas, dulces artesanales, plantas nativas y talleres con entrada gratuita.

El cierre del segundo día estará a cargo de la Escuela de percusión Latinoamericana “Caja de Resonancia”: deleitará a los vecinos con los sonidos autóctonos del Norte Argentino.

“Es una experiencia sumamente agradable. La idea es eliminar el estrés y estar en contacto con la naturaleza”, reflexiona Ravera. Por último, recuerda que postergarán la celebración una semana en caso de condiciones climáticas adversas: será el sábado 1 y el domingo 2 de marzo.